El yoga es una disciplina milenaria procedente de la India que se ha extendido por todo el mundo. Cada vez son más las personas que han introducido esta práctica a sus hábitos saludables por los importantes beneficios que aporta para el cuerpo y la mente. Hace un tiempo te explicamos los diferentes tipos de yoga para que pudieses elegir cuál de ellos encajaba mejor con tus preferencias.
Hoy, en Sentirse Bien Se Nota, vamos a explicarte los beneficios que el yoga puede aportar a los más pequeños y algunas de las asanas que pueden llevar a cabo.
Las clases de yoga para niños y niñas distan mucho de las que reciben los adultos. Son mucho más dinámicas y se utilizan canciones, bailes, cuentos y dibujos para que se introduzcan en el mundo del yoga a través del juego.
Algunos de los beneficios que la práctica del yoga les puede aportar son:
- Tomar conciencia del propio cuerpo
- Aprender a adoptar una buena postura corporal para evitar futuros problemas de espalda
- Mejorar la fuerza y la resistencia
- Aumentar la flexibilidad, la coordinación y el equilibrio
- Calmar la mente a través de la relajación
- Aprender a respirar correctamente
- Fomentar la creatividad al realizar posturas con nombres de animales o plantas
- Divertirse mientras ejercitan el cuerpo y practican hábitos saludables
Algunas posturas sencillas que les divertirán
El guerrero
La pose del guerrero es una de las más fáciles de realizar aunque implique un potente trabajo de cuádriceps.
Para hacer esta postura debemos colocarnos de pie, abrir piernas y situar los brazos en cruz. Doblamos ligeramente una pierna, abriendo el pie en esa dirección, mientras la otra queda completamente estirada. Aguantamos en la postura algunas respiraciones profundas.
La vela
La postura de la vela es una de las más divertidas para los niños porque es una asana invertida, quedando la cabeza por debajo del cuerpo. Este tipo de colocación favorece la circulación sanguínea.
Para realizarla se eleva todo el cuerpo hacia arriba aguantando el propio peso con la parte alta de la espalda y los brazos. La vela aporta sensación de relajación, a la vez que se ejercita el abdomen y se fortalece la columna vertebral.
El árbol
La postura del árbol es una de las que fomentan más la imaginación, además de aportar un gran trabajo de equilibrio. Hay diversos niveles de dificultad para que los niños y las niñas vayan ganando confianza en su práctica.
Para realizarla nos colocamos de pie, situando las manos con las palmas juntas a la altura del pecho. Dejamos caer todo el peso del cuerpo encima de una pierna para activar el músculo. Elevamos la otra mientas rozamos la planta del pie a lo largo de la que queda estirada.
Los principiantes pueden parar y dejar la planta del pie por debajo de la rodilla de la otra pierna, mientras que los intermedios pueden colocarla justo encima y los avanzados debajo de la ingle.
La rueda
La postura de la rueda es una de las más conocidas y practicadas, a veces sin saber que es una asana yóguica. Con esta postura se mejora la elasticidad de toda la columna vertebral, se estira la parte abdominal y pectoral, y se fortalecen brazos y piernas.
Esta postura se inicia en el suelo boca arriba. Colocando las plantas de los pies y las palmas de manos en el suelo, se empieza a elevar espalda y glúteos hasta formar un medio arco.
La mariposa
Al igual que la postura del árbol, la de la mariposa fomenta la imaginación y es una asana perfecta de inicio de la sesión para calentar las piernas.
Esta postura se realiza sentados estilo indio pero juntando las plantas de los pies. Con la espalda recta y las manos sujetando los pies, se mueven las rodillas arriba y abajo simulando un aleteo.
Savasana
Esta postura es el cierre de cualquier sesión de hatha yoga y sirve para asentar la práctica. Es una asana ideal para enseñar a los niños a calmar su mente y a respirar de manera consciente.
Para realizarla se coloca el cuerpo en el suelo boca arriba con las piernas un poco abiertas y los brazos ligeramente separados del cuerpo.
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