Si nuestros niños y niñas adquieren unos buenos hábitos saludables desde pequeños, es muy posible que les acompañen toda su vida, pero es importante que prediquemos con el ejemplo porque gran parte de sus actos son por imitación.
Para conseguir que nuestros hijos e hijas adquieran un hábito debemos crearles rutinas que poco a poco se vayan automatizando. Lo ideal es hacerlo lentamente y no empezar más de tres rutinas a la vez para que se vayan habituando cómodamente.
Algunos de los mejores hábitos saludables que podemos inculcar a nuestros hijos son:
Alimentación saludable y equilibrada
Con una alimentación equilibrada y variada, incluyendo todos los grupos de alimentos, conseguiremos que nuestros niños y niñas no tengan carencias nutritivas y evitaremos enfermedades como la obesidad infantil o algunos trastornos cardiovasculares.
Para inculcar una alimentación saludable a los más pequeños de casa podemos tener en cuenta ciertos aspectos:
No saltarse el desayuno
Esta es la comida más importante del día porque nos aporta la energía necesaria para empezar la jornada. El desayuno debe ser equilibrado e incluir fruta, cereales y lácteos.
Dieta equilibrada
Deben aprender la importancia de consumir frutas y verduras en cada comida, cereales diariamente, reducir el consumo de proteínas y limitar al máximo la bollería industrial. Si las opciones que encuentran en la despensa son las más saludables posibles, será más fácil que se acostumbren a ellas.
Repartir las comidas
Es importante que no pasen muchas horas sin comer, ni que piquen entre horas. Si respetamos los horarios de sus 5 ingestas, su cuerpo se habituará más fácilmente.
Participación en la compra y preparación
Si ellos mismos forman parte de todo el proceso, desde la elección del producto hasta la preparación del plato, lograremos que se sientan más involucrados y aumentará su interés.
Buenos hábitos
Deben conocer la importancia de lavarse las manos antes y después de las comidas para evitar enfermedades infecciosas, de comer con la boca cerrada y despacio para facilitar su digestión, y de la importancia de una buena higiene bucal.
No utilizar la comida como recompensa
Si utilizamos ciertos alimentos como recompensa por una buena conducta y otros como castigo, estamos creando asociaciones que les puede perjudicar, como que algunos alimentos son mejores que otros.
Ejercicio físico
Los niños y niñas que practican deporte regularmente tienen menos riesgo de sufrir ciertas enfermedades y habrá más posibilidades de que, de adultos, continúen practicando actividad física de manera regular. Según la OMS, la inactividad física es el cuarto factor de riesgo de mortalidad a nivel mundial.
La práctica habitual de ejercicio físico, entre otros beneficios, reduce el riesgo de sobrepeso, nos mantiene los músculos y huesos fuertes, los niveles de colesterol en orden y aumenta nuestra autoestima.
Para que nuestros niños y niñas incorporen el deporte como hábito saludable podemos:
Predicar con el ejemplo
Para introducir el deporte en la vida de nuestros hijos e hijas la mejor manera es practicarlo con ellos. Podemos empezar la rutina de hacer actividades en familia los fines de semana, como excursiones, ir en bicicleta o patinar.
Cambiar TV por actividad física
Los niños y niñas no deberían pasar más de 2 horas frente a un televisor o dispositivo electrónico. Si les proponemos actividades físicas que sean de su agrado, será fácil que se sientan bien y las elijan.
Caminar o bicicleta
Si es posible y el tiempo lo permite, desplazarse caminando o en bici no solo será más sostenible, sino que les mantendrá más activos.
Descanso
Junto con la alimentación saludable y la práctica habitual de actividad física, el descanso es esencial para mantener un buen estado de salud y crecimiento del menor. En este aspecto, las rutinas de sueño estableciendo unos horarios para ir a la cama son esenciales.
Rutina antes de ir a la cama
Para establecer una buena rutina de sueño es importante que vayan a dormir cada día a la misma hora. Si incorporamos unos hábitos previos sabrán que se acerca el momento y se irán relajando. Una buena rutina previa sería tomar un baño relajante, poner el pijama, cenar, leer un cuento en la cama y, finalmente, dormir.
Evitar actividades que estimulen
Las actividades realizadas las horas previas al momento de ir a dormir pueden determinar el grado de dificultad para entrar en la fase de sueño. Durante este momento es aconsejable evitar actividades físicas intensas como juegos movidos o utilizar aparatos electrónicos como consolas que les puedan estimular.
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