«Ha habido una implicación total a nivel Grupo: todas las filiales han hecho un importantísimo esfuerzo para ayudar en sus respectivos países»
Desde el inicio de la crisis causada por el coronavirus, Ebro Foods, a través de sus marcas, sus filiales y su Fundación, ha sumado esfuerzos para ofrecer apoyo a la sociedad con diferentes acciones destinadas a paliar los efectos de la pandemia. Blanca Hernández, presidenta de la Fundación Ebro, nos explica cómo nacieron y se coordinaron las acciones solidarias desarrolladas por la Fundación.
¿En qué momento se decide intervenir de una forma tan activa para paliar las consecuencias de esta crisis?
Como ya hemos dicho en alguna otra ocasión, nuestra presencia internacional fue determinante para conocer de una manera muy temprana el alcance que iba a tener la irrupción del COVID-19 en España. Así, cuando estalló el peor momento de la crisis ya habíamos decidido hacer una aportación de un millón de euros para ayudar lo más rápido posible a paliar las necesidades más críticas.
Lo primero que hicimos fue contactar con las ONG’s y fundaciones con las que colaboramos habitualmente para saber cómo estaban viviendo la situación, si tenían alguna dificultad, si necesitaban ayuda…sobre todo para hacerles saber que estábamos ahí. Y una vez que se produjo el estallido de la crisis sanitaria, entablamos contacto directo con los hospitales, fundamentalmente de Madrid, que era donde se estaba registrando el mayor impacto, para ofrecerles nuestra ayuda en la compra de materiales médicos homologados. No fue sencillo porque el momento tampoco lo era, pero al final conseguimos comunicarnos con la mayor parte de ellos y canalizar la ayuda.
“Hemos desarrollado más de 80 acciones solidarias en España desde el inicio de la crisis”
¿Qué iniciativas solidarias se han llevado a cabo y a qué organizaciones se han destinado?
En España hemos desarrollado un número bastante extenso de actuaciones solidarias, más de 80 hasta la fecha. En un primer momento nuestros esfuerzos se centraron en contribuir a resolver la emergencia sanitaria en hospitales e intentar atender las necesidades de las personas que estaban en primera línea, como el personal sanitario, fuerzas de seguridad, etc; pero también hemos prestado ayuda, por ejemplo, a los camioneros que hacían largas jornadas de viaje para que los mercados estuvieran abastecidos. De ahí pasamos a las residencias y ahora mismo estamos 100% centrados en la emergencia social, participando fundamentalmente en proyectos solidarios de alimentación y apoyando a través de asociaciones vecinales, parroquias, hermandades, ONG’s, etc. a un amplio número de familias afectadas por la crisis económica que está causando el coronavirus.
Me gustaría destacar también que no ha sido solo la Fundación Ebro la que ha desplegado sus recursos para contribuir a mitigar la pandemia sino que ha habido una implicación total a nivel Grupo: todas las filiales, desde las más pequeñas a las más grandes, han hecho un importantísimo esfuerzo para ayudar en sus respectivos países a los colectivos que están siendo más golpeados por esta crisis.
¿Fue complejo conseguir todo este material en tan poco tiempo?
Efectivamente conseguirlo fue muy complejo y no todo se pudo conseguir en tiempo récord. La primera dificultad es que estábamos ante un mercado muy colapsado, en el que como suele ocurrir en estas ocasiones afloran los intentos de fraude y en el que nosotros no éramos especialistas. Es verdad que nuestra experiencia internacional nos sirvió de mucho ya que gracias a ella tenemos una amplia red de contactos mediante los que fuimos encontrando a esos proveedores que necesitábamos, pero apenas había materiales homologados. Por poner un ejemplo, en Europa los respiradores se agotaron rápidamente y fuimos capaces de conseguir seis procedentes de uno de los mayores fabricantes alemanes. Pero ante la rotura de stock nos tuvimos que ir a buscarlos a China y allí fue imposible encontrar los equipos y materiales adecuados; no estaban homologados en su gran mayoría, el mercado estaba lleno de intermediarios, comisionistas, fraudes, etc. con lo que decidimos no continuar por esa vía. Afortunadamente, un poco después y a través de algún hospital de referencia contactamos con proveedores serios y solventes y pudimos comprar de una manera muy rápida y segura muchos otros materiales como mascarillas, test, batas de protección, etc. que llegaron a su destino justo en el momento de mayor demanda. ¡Toda una experiencia!
“Las empresas que tienen integrada la RSE en todos los aspectos de su gestión son más resilientes ante las crisis”
Coordinar todas estas acciones implica mucha planificación, ¿cómo se organizan estas iniciativas solidarias tan concretas para llegar a satisfacer las necesidades reales de los diferentes colectivos afectados?
Creo que es necesario conjugar distintos elementos; por un lado, el mantener una interlocución lo más directa posible con los colectivos/entidades con los que quieres colaborar porque así sabes de primera mano qué es lo que realmente necesitan y puedes hacer un seguimiento directo de toda la acción, pero por otro hay que ser conscientes de que en algunas actuaciones es mucho más productivo constituir alianzas y trabajar junto a otras fundaciones, empresas, autoridades… En ese sentido creo que hemos vivido un momento impresionante de solidaridad y colaboración, todos sabíamos que teníamos que ir hacia una misma dirección y gracias a eso hemos podido hacer cosas muy bonitas. Y por supuesto un tercer factor, sin duda, es la implicación personal. En Ebro ha sido absoluta a todos los niveles, de directivos a empleados, y ha sido muy gratificante ver cómo cada uno ha puesto lo mejor de sí para aportar su granito de arena.
¿Las acciones se llevaron a cabo de manera centralizada desde la Fundación o las marcas pudieron acordar otro tipo de colaboraciones de manera directa? ¿Cómo funciona la coordinación en este tipo de situaciones?
Como he dicho antes ha habido un mix de acciones, algunas de ellas han sido llevadas a cabo por la Fundación en colaboración directa con las marcas, sobre todo en lo referido a las donaciones de alimentos, pero también ha habido actuaciones que la Fundación ha hecho en solitario o en coordinación con otros stakeholders. De igual modo, cada una de las sociedades ha desarrollado sus propias actuaciones sociales, como lo hacen habitualmente. La acción social en Ebro se desarrolla conjuntamente por la Fundación Ebro y las filiales, no hay una estructura única que absorba todas las acciones que se ponen en marcha a nivel mundial, no sería factible canalizar todo desde España, pero sí trabajamos de manera coordinada en algunos programas en los que podemos compartir la experiencia de unos y otros. Ebro es una empresa con una estructura muy ágil, dinámica y cohesionada, lo que facilita mucho esa coordinación.
¿Son estos momentos los que determinan la solidez de la Responsabilidad Social de una compañía?
La Responsabilidad Social de una compañía no se improvisa en un momento puntual de emergencia. Es algo que está en la estrategia, en la gestión y en la propia cultura de la compañía y de ahí la rapidez y la entrega de todos ante esta emergencia, por eso creo que estos momentos lo que ponen de manifiesto es que las empresas que tienen la RSE integrada dentro de su modelo de negocio, son las que han podido responder de una manera más diligente a los retos y dificultades derivados de la pandemia.
“Hemos vivido un momento impresionante de solidaridad y colaboración, todos sabíamos que teníamos que ir hacia una misma dirección y gracias a eso hemos podido hacer cosas muy bonitas”
Por último, ¿qué aprendizajes considera que deja la pandemia a nivel de RSE?
Abundando en lo que he dicho anteriormente, uno de los aprendizajes más importantes es que las empresas que tienen integrada la RSE en todos los aspectos de su gestión son más resilientes ante las crisis. Medidas de conciliación y flexibilización laboral, como el teletrabajo, la salud y seguridad de las personas, la protección del empleo, la sostenibilidad de las cadenas de valor, el compromiso de los equipos, el bienestar social y las alianzas empresariales o público-privadas han sido determinantes para responder de una manera rápida a la emergencia sanitaria y social derivada del coronavirus.
No podemos obviar que el progreso no es posible sin el cuidado de los aspectos sociales y medioambientales.
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