El Shinrin Yoku o baño forestal es una práctica japonesa extendida por todo el mundo que consiste en pasear por el bosque de una forma meditativa y especial. No es suficiente caminar por él, hay que absorber todas las sensaciones del momento.
Shinrin Yoku significa literalmente “absorber la atmósfera del bosque” y el concepto está inspirado en prácticas budistas que tenían como finalidad mejorar la salud, el bienestar y la felicidad de una manera espiritual.
Según estudios realizados por científicos japoneses, los beneficios para la salud de los baños forestales son muchos: favorecen el sistema inmunológico, bajan la presión arterial, se reduce la generación de hormonas relacionadas con el estrés y se fortalece nuestro sistema inmunológico.
Amos Clifford, fundador de la Association of Nature and Forest Therapy de California y responsable de promover esta práctica japonesa en Estados Unidos, recomienda una práctica lenta, de aproximadamente dos horas, para tener tiempo suficiente para observar el paisaje, realizar respiraciones profundas, tomar consciencia de las sensaciones que el aire produce en nuestra piel, las texturas de las hojas, escuchar el viento y los animales… En definitiva, percibir el entorno con todos los sentidos.
Clifford recomienda iniciarse en esta terapia forestal con la ayuda de un guía, quien nos ayudará a bajar las revoluciones y calmarnos, a escuchar el bosque o a fijarnos en cosas que de por sí seguramente nos pasarían desapercibidas.
Cómo practicar un baño forestal
La Association of Nature and Forest Therapy establece unas bases necesarias para poder beneficiarnos del Shinrin Yoku al practicarlo.
Conectar con la naturaleza
Debemos abrir todos nuestros sentidos para percibir la naturaleza en su totalidad, cultivando una presencia propia y conectando con la tierra.
Ir sin prisas
El objetivo de los baños de bosque no es realizar ejercicio. No es importante ni la distancia ni la dificultad del paseo. Por regla general, los paseos duran entre dos y cuatro horas y la distancia no supera el kilómetro y medio.
Practicar de manera habitual
Aprender a conectar con la naturaleza requiere una práctica constante. Al realizar baños de bosque de manera habitual, cultivamos nuestros sentidos, afinándolos cada vez más. De esta manera, obtendremos mayores beneficios con cada práctica realizada.
Pasear no lo es todo
A veces los baños de bosque se confunden con practicar senderismo, pero no es lo mismo. Existen otras rutinas que nos ayudarán a establecer esta conexión con la naturaleza sin caminar, como sentarse a escuchar los sonidos, abrazar un árbol, mojar los pies en un riachuelo…
Elegir el entorno
Aunque en Japón los baños de bosque se realizan en bosques maduros donde parte de los árboles superan los 100 años, los expertos consideran que no es necesario este requisito para poder percibir los beneficios de esta práctica. Según ellos, incluso un parque frondoso y tranquilo nos aportará los mismos beneficios.
Beneficios de los baños forestales
Según el estudio The physiological effects of Shinrin-Yoku publicado en el 2009, los principales beneficios de los baños de bosque son los siguientes:
Mejora los estados de ánimo
Se ha demostrado que a partir de 40 minutos de estar por el bosque se mejoran los estados de ánimo y los sentimientos de salud.
Se reduce el cortisol
Durante los baños de bosque descienden los valores de cortisol, la hormona relacionada con el estrés. Eso ayuda a disminuir patologías relacionadas como dolores de cabeza, asma, artritis, problemas en la piel o presión sanguínea alta. Además, la reducción de cortisol en el organismo refuerza nuestro sistema inmunitario.
Otros beneficios
Los baños forestales también benefician nuestros procesos de descanso, reducen el ritmo cardíaco e incrementan la actividad de nuestro sistema nervioso parasimpático.
Por otra parte, Yoshifumi Miyazaki, antropólogo y vicedirector del Centro de Medio Ambiente, Salud y Estudios de Campo de Chiba University, ha realizado diferentes estudios desde 2004 con más de 600 personas que han realizado baños de bosque. Junto con su colega, Juyoung Lee, demostraron que en comparación con caminar por zonas urbanas, los baños de bosque bajan el cortisol en 12,4% y en 1,4% la presión arterial. Además comprobaron que la incidencia de infartos disminuyó en un 5,8%.
No cabe duda de que los beneficios de los baños de bosque justifican que sea una práctica con cada vez más adeptos alrededor del mundo.
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