El trigo sarraceno es una planta poligonácea originaria de China y de los países del Este que, a partir del s.XVI, se fue extendiendo por el resto del mundo. Esta semilla fue la base de la alimentación de los bretones durante siglos para elaborar crêpes y galettes, además de uno de los principales alimentos en Rusia y Polonia durante décadas.
El trigo sarraceno está compuesto, principalmente, por hidratos de carbono, y proteínas. Asimismo, es rico en minerales -entre los que destacan el manganeso, el cobre, el fósforo y el magnesio- y su aporte en aminoácidos supera a otros cereales como la avena o el centeno.
Este cereal carece completamente de gluten, siendo una excelente alternativa para todas las personas con alergias o intolerancias a esta proteína, como los celíacos.
La principal característica de este pseudocereal es su forma trigonal. Sin embargo, cabe destacar que, además de en grano, el trigo sarraceno puede encontrarse en diferentes formas como en harina o en copos, entre otras.
Hoy, en Sentirse Bien Se Nota, compartimos algunas maneras de consumir este alimento para que puedas introducirlo fácilmente en tus platos y beneficiarte de sus propiedades saludables para nuestro organismo.
Recetas con trigo sarraceno
El trigo sarraceno en grano nos permite elaborar muchas recetas similares a las que preparamos con arroz como, por ejemplo, paella, risottos o arroz caldoso, etc. Solo hace falta sustituir el arroz y adaptar las cocciones para el trigo sarraceno.
En grano también funciona como guarnición en platos de carne y pescado, como parte de un salteado de verduras o para preparar guisos y sopas.
Su aporte de proteína hace de este pseudocereal un alimento perfecto para la elaboración de hamburguesas y medallones vegetales. En grano nos dará consistencia a la receta y en harina nos aportará el efecto aglomerante para unir el resto de ingredientes.
El trigo sarraceno en copos podemos incorporarlo en yogur, batidos, ensaladas y como toppings para sopas y cremas de verduras sin necesidad de cocerlos previamente.
También podemos preparar los copos de este pseudocereal como gachas o porridge, con una cocción de unos 5 minutos. Si los horneamos junto con semillas, frutos secos y miel, conseguiremos un delicioso muesli para nuestros desayunos.
La harina del trigo sarraceno es utilizada para preparar la masa de recetas típicas de diferentes países: las galettes bretonas, los blinis rusos, los sterz luxemburgueses y algunos pancakes en Estados Unidos.
Al no contener gluten, es una harina muy utilizada en panadería y repostería para elaborar alimentos para celíacos. Aquí encontrarás una receta de masa de trigo sarraceno para elaborar pizzas sanas y nutritivas.
Cómo cocinar el trigo de grano sarraceno
Antes de realizar cualquier tipo de cocción, debemos lavar los granos de trigo sarraceno con abundante agua.
Trigo sarraceno al vapor
Esta cocción tiene como resultado un grano muy suelto que nos permite incorporarlo a cualquier tipo de ensalada. Para que adquiera un punto de sabor, podemos añadir hierbas aromáticas en el agua y untar los granos con aceite. De esta manera, los aromas del vapor se impregnarán fácilmente al alimento.
Trigo sarraceno hidratado
Al hidratar previamente el grano conseguimos acortar el tiempo de cocción. Esta es una buena alternativa si realizamos un batch cooking semanal.
El proceso de hidratación consiste en dejar durante un mínimo de 12 horas una medida de grano por dos de agua. En el momento de cocer el trigo sarraceno, debemos desechar el agua utilizada para el remojo y estará listo en 10 minutos.
Trigo sarraceno hervido
La cantidad de agua utilizada para cocer el trigo sarraceno determinará el resultado final.
Para su versión simple, el grano se añade al agua hirviendo con sal, utilizando dos partes de agua por una de grano, y se deja cocer a fuego medio y tapado durante, aproximadamente, 20 minutos. Para terminar la cocción se recomienda dejar reposar unos minutos más.
Con menos cantidad de agua conseguimos una cocción para guarnición. En cambio, con más cantidad de agua obtendremos como resultado una textura más cremosa, ideal para guisos.
Para su versión pilaf, después de lavar los granos, se tuestan ligeramente en el cazo antes de incorporar el agua y se dejan hervir durante 15 minutos.
Para preparar las gachas, se utiliza una medida de trigo por 1,5 de agua. Los granos se incorporan en el agua hirviendo con un poco de sal durante 3 o 4 minutos. Posteriormente, se retiran del fuego y se dejan reposar entre 10 y 15 minutos con el cazo tapado para que los granos absorban toda el agua.
Una vez cocido podemos conservarlo en el frigorífico durante unos 3 días.
¿Consumes trigo sarraceno de manera habitual? ¡Explícanos alguna receta en los comentarios!
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