El buen tiempo, los días más largos y las vacaciones del colegio hacen del verano, la estación favorita de los más pequeños de la casa. Sin embargo, durante el periodo estival, el número de accidentes infantiles aumenta, motivo por el cual debemos incrementar la vigilancia y considerar algunos aspectos para garantizar su bienestar.
Cuidados para los niños en vacaciones
Protección del sol y del calor
Los niños y niñas son más vulnerables a las altas temperaturas. Si desconocen la importancia de hidratarse de manera regular, pueden llegar a un incipiente estado de deshidratación sin darse cuenta. Para evitarlo, debemos recordarles la necesidad de beber abundante líquido durante todo el día, sin esperar a tener sed. Los primeros síntomas de deshidratación son la piel pálida y ojeras.
Asimismo, su piel es muy sensible. Aplicar crema de alta protección al realizar cualquier actividad al aire libre es imprescindible, así como evitar la exposición solar directa durante las horas más peligrosas (12h-17h), extremar la protección en las zonas más sensibles del cuerpo -también en los días nublados- y elegir espacios con sombra para jugar.
Se recomienda aplicar la crema protectora, siempre resistente al agua, entre 15 y 30 minutos antes de la exposición solar y repetir cada 2 horas. Los bañadores enteros o las camisetas con manga larga asegurarán una mayor protección solar en los días de piscina o playa. Asimismo, el uso de una sombrilla permitirá que la piel descanse del sol.
La ropa transpirable de color claro y la utilización de gorros también ayudarán a evitar que los pequeños sufran un golpe de calor.
Seguridad en el agua
Ya sea en la playa o en la piscina, la seguridad en el agua debe ser una prioridad. Para ello, es importante que los niños entiendan las normas establecidas, los peligros que pueden existir (zonas muy hondas, mar revuelto…), así como seguir las instrucciones del personal.
Un par de segundos son suficientes para sufrir un accidente, por lo que no debemos perderlos de vista en ningún momento. Saber nadar les puede dar una falsa confianza y hacer perder el miedo en situaciones arriesgadas para su seguridad.
Tener localizadas las zonas de primeros auxilios facilitará la gestión, si fuera necesario.
Al salir del agua, es fundamental secarles bien los ojos y los oídos para evitar sufrir otitis y conjuntivitis. Las gafas de bucear también protegerán sus ojos del cloro y la sal marina.
En las piscinas, el uso de chanclas es imprescindible para evitar los hongos, así como no permanecer mucho tiempo con el bañador mojado.
Otro aspecto a tener en cuenta al realizar actividades acuáticas son los cortes de digestión. Para evitar que el cuerpo sufra un gran cambio de temperatura, en los momentos más calurosos se recomienda entrar en el agua poco a poco y mojar previamente la nuca, la barriga y las muñecas.
Alimentación
Si bien durante el verano es habitual cometer algunos excesos, los menores deben mantener una alimentación equilibrada sin abusar de refrescos, helados y demás productos azucarados.
Para reforzar la seguridad en la alimentación, se recomienda lavar muy bien las frutas y verduras que se consumen con piel, controlar los alimentos que lleven huevo o cremas para evitar problemas estomacales e incidir en la importancia de un correcto lavado de manos después de ir al baño y antes de comer.
Después de las comidas, y más si son copiosas, se recomienda esperar un tiempo prudencial antes de bañarse o realizar una actividad física intensa para evitar sufrir un corte de digestión.
Descansar de pantallas
Un empleo excesivo de pantallas cansa la vista y puede provocar alteración del sueño, irritabilidad, ansiedad y adicción.
Si el menor es muy asiduo a ellos, se deberá pactar tiempos de uso y de descanso. Los expertos recomiendan intercalar su utilización a lo largo del día para evitar que sufran ansiedad, por ejemplo, una hora por la mañana y otra por la noche.
Pequeños accidentes y picaduras
Al efectuar muchas actividades en el exterior, el riesgo a sufrir pequeños accidentes aumenta, en especial, para aquellos niños más movidos o propensos a sufrir golpes y caídas. Un calzado adecuado, casco para ir en bici o en patinete y estar pendiente durante los juegos físicos disminuirán las posibilidades de tener algún percance.
Asimismo, debemos tener en cuenta que durante el verano los insectos proliferan y la presencia de medusas en las playas aumenta. Si bien las picaduras no se pueden evitar, aplicar repelente puede disminuir las posibilidades de sufrirlas.
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