Las prisas y algunas distracciones -como la televisión o el móvil- nos desconectan del propio acto de comer, pudiendo ocasionar ciertos inconvenientes como ingerir en exceso, hacerlo de cualquier manera o incluso sin tener hambre.
Para llevar una alimentación saludable, debemos elegir aquellos productos que nos nutran. Pero también es fundamental cuidar y poner atención en todo el proceso; esto nos ayudará a relacionarnos con la comida de una forma más sana.
Qué es el mindful eating
El mindful eating o alimentación consciente es una tendencia que tiene como propósito que las personas sean capaces de tomar consciencia de la comida en sí y del momento en el que se consumen los alimentos; fomentando la conciencia y presencia plena en toda la experiencia: desde los alimentos que elegimos a la forma en la que los preparamos, servimos y saboreamos.
Esta práctica busca cambiar la forma habitual que tenemos de relacionarnos con los alimentos, sustituyendo un posible sentimiento de culpa o ansiedad por otro que implique una apreciación hacia la comida. Además, el mindful eating nos ayuda a detectar patrones corporales y emocionales que nos permitan identificar qué alimentos debemos consumir según las necesidades de nuestro organismo. En definitiva, esta práctica aúna cuerpo, mente, emociones y sentidos.
Cómo funciona la práctica del mindful eating
Según la Fundación Española de Nutrición (FEN), dentro del mindful eating existen distintas prácticas. Entre ellas, destacan las siguientes:
Conciencia plena de las propiedades sensoriales de los alimentos
En este caso la práctica se centra en prestar atención a la textura, el olor, el color, el sabor incluso la temperatura de cada alimento.
Conciencia de las sensaciones corporales internas
Detectar los distintos tipos de hambre y si existe alguna relación entre nuestras sensaciones corporales y ciertos grupos de alimentos.
Identificación de las señales que activan el hambre
Aprender a detectar qué situaciones y emociones activan los distintos tipos de hambre (nerviosismo, ansiedad, aburrimiento, etc.).
Para alimentarnos según las necesidades de nuestro organismo, debemos ser capaces de reconocer nuestras sensaciones corporales internas y externas -los diferentes tipos de hambre y cómo se relacionan con nuestras emociones-. Es así como lograremos detectar nuestros patrones y alimentarnos de manera más saludable.
¿Qué tipos de hambre existen?
Visual: deseo de comer por el aspecto visual de los alimentos que tenemos delante
Olfativa: deseo relacionado con el aroma que desprenden los alimentos
Relacionada con la boca: hambre que busca las sensaciones placenteras como el crujiente o el esponjoso
Física: nuestro estómago desprende avisos de que está hambriento
Celular: según las necesidades energéticas del organismo
Emocional: los momentos en los que regulamos las emociones con comida -aburrimiento, ansiedad, etc.-
Mental: lo que pensamos que es saludable o adecuado en un determinado momento
Una vez detectadas nuestras sensaciones corporales, llega el momento de decidir qué vamos a comer. Es importante elegir de manera consciente alimentos saludables que sean nutritivos y que satisfagan nuestras sensaciones.
El siguiente paso es aplicar una presencia plena al acto de comer, sin distracciones. Dedicar unos 20 minutos a saborear de manera consciente todos los alimentos, prestando atención a los sabores, la textura, los aromas, etc. La atención plena nos permitirá detectar en qué momento nuestro organismo ya se siente saciado, evitando ingerir de más.
Beneficios de practicar mindful eating
La práctica del mindful eating nos ayuda a conectar y conocer nuestro cuerpo con mucha más profundidad y esto tiene un impacto directo en nuestro comportamiento alimentario -disminución de atracones e ingesta impulsiva de alimentos como respuesta a emociones-.
A nivel fisiológico, al nutrir nuestro cuerpo con lo que necesita, favorece una alimentación más sana, mejora la elección de los alimentos, aumenta la sintonía entre las sensaciones de hambre y saciedad y nos permite hacer una selección de alimentos nutritivos y placenteros.
A nivel mental, mejora la autoestima y el empoderamiento, disminuye el estrés, la ansiedad y posibles sentimientos de culpa, y nos ayuda a disfrutar del acto de comer, aumentando el placer y la satisfacción de cada bocado.
¡Te animamos a practicar el mindful eating para que tus comidas sean más sanas y placenteras!
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