El inicio de un nuevo año siempre viene acompañado de reflexiones y propósitos. Entre los principales objetivos que solemos marcarnos, incorporar una alimentación saludable a nuestro estilo de vida ocupa un lugar destacado. Sin embargo, muchas veces esos propósitos se van desfigurando con el tiempo por falta de concreción.
Hoy, en Sentirse Bien Se Nota te damos algunos consejos para que puedas establecer acciones prácticas que te ayuden a convertir tus intenciones saludables en realidad.
Establece unos objetivos realistas
Antes de enfocarte en cambiar radicalmente tu estilo de alimentación debes establecer unas metas realistas y alcanzables. Decidir eliminar por completo ciertos alimentos que han sido habituales en tu dieta para incorporar otros muy alejados de lo que sueles consumir es un cambio demasiado complejo para poder sostenerlo en el tiempo. Por contra, optar por modificaciones progresivas te permitirá adaptarte a nuevos sabores y ajustar el cuerpo a las nuevas sensaciones y digestiones.
Aumenta poco a poco el consumo de frutas y verduras, incorpora más proteína magra y reduce con el tiempo las porciones de alimentos procesados. Si te marcas metas pequeñas y alcanzables podrás medir tu progreso de manera efectiva y mantenerlo en el tiempo.
Planificación
Si queremos alcanzar con éxito nuestros objetivos, una buena planificación es fundamental. Elaborar los menús de manera semanal es la mejor forma de garantizar que tu alimentación sea sana, variada, equilibrada y te facilitará escribir la lista de la compra. Además, con esta lista te asegurarás de que los alimentos disponibles en casa son más nutritivos, reduciendo la tentación de recurrir a opciones menos saludables.
Otra acción que te ayudará a mantener el propósito de alimentarte de forma saludable es la práctica del batch cooking. Dedicar el fin de semana a preparar las comidas semanales no solo te permitirá ahorrar tiempo, sino que además evitará el picoteo que solemos hacer para saciar el hambre mientras preparamos la comida.
Variedad y moderación
Una alimentación saludable no implica privarse de los placeres de la comida. Para lograr mantener en el tiempo un hábito, este debe ser agradable, por lo que las dietas restrictivas o extremas no son la mejor opción. Comer de forma variada, consumiendo todos los grupos de alimentos en las comidas, y disfrutar con moderación de los alimentos favoritos menos saludables es la mejor estrategia para que la dieta sea sostenible a largo plazo.
Escucha a tu cuerpo
Cada persona es única y lo que le funciona a alguien puede no ser lo más adecuado para otra persona. Es muy importante aprender a escuchar las señales de nuestro cuerpo, prestar atención a cómo nos sentimos después de consumir ciertos alimentos y ajustar nuestra alimentación a ello.
Elegir los alimentos que nos hacen sentir bien y descartar aquellos que, aun siendo saludables, a nuestro cuerpo le cuesta digerir nos ayudará a adaptar la dieta y hacerla más efectiva.
Comparte tus metas y afronta los desafíos
Compartir las metas con nuestro entorno tiene un doble efecto: por un lado, aumenta nuestro grado de compromiso con nuestro objetivo, porque lo materializa, y, por otro lado, permite que nuestro entorno sea una fuente de apoyo.
Ambos aspectos incrementan nuestra motivación y nos ayudan a afrontar los posibles desafíos y tentaciones que se presenten en el camino.
En cualquier caso, lo más adecuado es vivir los obstáculos como oportunidades para aprender y crecer. Y, en vez de castigarte por disfrutar de algún capricho ocasional, aprende a equilibrarlo con opciones más saludables durante el resto del día.
Comentarios recientes