La llegada de la primavera nos trae temperaturas más cálidas, días más largos y más planes para disfrutar del aire libre. Sin embargo, para las personas mayores, esta estación también conlleva ciertos riesgos para la salud que deben tenerse en cuenta. Desde alergias hasta deshidratación o caídas, es fundamental tomar precauciones para garantizar el bienestar de nuestros mayores. A continuación, te ofrecemos algunas consideraciones a tener en cuenta para cuidar de su salud en primavera y evitar los peligros más comunes.

Controlar las alergias estacionales

En primavera, uno de los problemas de salud más frecuentes son las alergias, causadas principalmente por el aumento de polen en el ambiente. Aquí tienes algunos consejos para reducir su impacto en las personas mayores:

  • Mantener las ventanas cerradas en los días de alta concentración de polen.
  • Utilizar filtros de aire en casa y en el coche.
  • Lavar la ropa y el pelo tras estar al aire libre.
  • Si es necesario, consultar al médico sobre antihistamínicos adecuados para su edad y condición de salud.

 

Protegerse de los cambios bruscos de temperatura

En esta época del año, las temperaturas pueden variar considerablemente entre el día y la noche. Para evitar resfriados o infecciones respiratorias puedes:

  • Mantener una buena ventilación en casa sin exponerlos a corrientes de aire frío.
  • Asegurarles una hidratación adecuada para fortalecer su sistema inmunológico.
  • Procurar que se vistan con ropa en capas para poder ajustarse a los cambios de temperatura.

 

Cuidar la piel y evitar la deshidratación

Con el clima más cálido, la necesidad de hidratarse aumenta. Además, la piel de los mayores es más sensible a la exposición solar. Algunas recomendaciones clave son:

  • Aplicar un protector solar elevado antes de ir al exterior.
  • Usar ropa ligera y transpirable, además de sombreros o gorras para protegerse del sol.
  • Beber entre 1,5 y 2 litros de agua al día.

 

Mantenerse activo con precaución

Con la llegada del buen tiempo, es habitual realizar más planes al aire libre. Además, la primavera es una excelente oportunidad para realizar actividad física moderada: paseos al aire libre -evitando salir al mediodía si hace mucho calor-, ejercicios de bajo impacto -como el yoga o el tai chi- y actividades en grupo que fomenten la socialización.

Sin embargo, el césped húmedo, los suelos resbaladizos o las aceras irregulares pueden aumentar el riesgo de caídas. Para prevenirlos es importante:

  • Utilizar calzado adecuado y con suela antideslizante.
  • Evitar las superficies inestables o zonas con poca iluminación.
  • Caminar acompañado o utilizar bastones o andadores si fuera necesario.

 

Seguir una alimentación equilibrada

Para fortalecer el sistema inmunológico, mantener un buen nivel de energía y mitigar los efectos de la astenia primaveral, es muy recomendable incorporar más alimentos frescos y ricos en vitaminas durante estos meses.

  • Consumir frutas y verduras de temporada, como las fresas, los espárragos o las zanahorias.
  • Asegurar una ingesta adecuada de carbohidratos, proteínas y lácteos para fortalecer huesos y músculos.
  • Reducir el consumo de azúcares y alimentos ultraprocesados.

 

Prestar atención a la salud mental

El bienestar emocional es tan importante como la salud física. Con la primavera llega una mayor exposición a la luz solar, lo que puede ayudar a mejorar el ánimo, pero también pueden aparecer momentos de soledad o estrés. Para cuidar la salud mental de las personas mayores se recomienda:

  • Fomentar las reuniones familiares y las actividades sociales.
  • Establecer rutinas diarias que incluyan paseos y momentos de relajación.
  • Consultar con un profesional si aparecen síntomas de ansiedad o depresión.

En definitiva, con pequeños cambios en la rutina y algunas medidas de prevención, es posible aprovechar todos los beneficios de esta estación sin poner en riesgo el bienestar de las personas mayores. Para ello, un estilo de vida saludable y el acompañamiento adecuado son fundamentales.